viernes, 20 de enero de 2012

Machu Picchu: ciudad sagrada llena de misterios.

"¡Por acá, señor! ¡Apure que falta poquito!". El chico, de tan sólo diez años, que servía de guía al explorador americano Hiram Bingham, se abría paso velozmente entre la impenetrable maleza que cubría las laderas de la montaña. Tras él, el arqueólogo resoplaba, agotado por el esfuerzo, mientras intentaba seguirle el paso. De pronto, al llegar a un peñasco, el niño se detuvo, expectante. "Aquí está, señor: la ciudad de los dioses", murmuró, mientras Bingham lo alcanzaba, apartando las últimas ramas que se interponían en su camino sólo para quedar paralizado por la sorpresa ante el increíble espectáculo que acababa de presentarse ante sus ojos. 
   
ENIGMA EN LAS MONTAÑAS 
Ante él se extendía una silenciosa y magnífica ciudad, con observatorios, templos, acueductos y viviendas. No había nadie allí, por supuesto, pero lo más extraño de todo es que no se apreciaba ni la más mínima huella de violencia: ni altares destruídos, ni casas incendiadas, ni edificios demolidos; nada que indicara el motivo por el cual sus habitantes la habían abandonado sorpresivamente. No sólo eso, tampoco había ni un sólo registro de su existencia en los relatos de los conquistadores españoles ni en las antiguas leyendas incas. Había permanecido allí, oculta e inaccesible durante quinientos años, hasta aquella tarde de julio de 1911. 
 
    PREGUNTAS SIN RESPUESTAS 
Hiram Bingham se dedicó entonces a liberar a la ciudad del manto de vegetación que la cubría. Y, a medida que avanzaba en su trabajo, surgían más maravillas, pero también más preguntas. ¿Qué había llevado a los incas a construir semejante obra en un lugar tan alejado del resto de sus otras poblaciones? ¿Cómo hicieron para transportar los gigantescos bloques de piedra sin animales de carga, ni vehículos con ruedas, ni poleas, ni herramientas de hierro? Y, lo más importante, ¿qué extraña maldición hizo que los incas abandonaran la ciudad en algún momento del siglo XIV y la borraran de su memoria? Al principio se pensó que Machu Picchu había sido una fortaleza pero, al excavar en su cementerio, se descubrió que la enorme mayoría de los esqueletos encontrados pertenecían a mujeres. Entonces surgió la idea de que podría haber sido una suerte de monasterio para las Vírgenes del Sol, fundamentales en la vida religiosa de los incas. 

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